La Fundación Española de la Nutrición señala que los lácteos, y en concreto la leche, es un alimento con alta densidad nutricional. En su composición, entran a formar parte prácticamente todos los nutrientes en cantidades relativamente elevadas.
Además de proveer energía, son una excelente fuente de proteínas de elevado valor biológico, muy aprovechables por nuestro organismo, y de otros nutrientes como calcio, magnesio, fósforo y de vitaminas del complejo B, así como de vitaminas A y D.
“Los lácteos forman parte de las pirámides alimentarias tradicionales saludables y bioactivas, tanto la mediterránea como la Atlántica, que tenemos la fortuna de disfrutar en nuestro país. Son alimentos de consumo habitual y el principal aporte de calcio en nuestra dieta. Nuestro modelo alimentario saludable, junto con la práctica de actividad física y las mejoras socio-económicas, sanitarias y culturales justifican la elevada longevidad y calidad de vida de nuestra población. Mientras que la pérdida de la adherencia a estos estilos de vida tradicionales podría explicar el aumento del sobrepeso y la obesidad, especialmente en niños y adolescentes, y de las enfermedades asociadas como la hipertensión, la resistencia a la insulina o la hipercolesterolemia”, asegura Rosaura Leis en una información de Hola.